zonamagica: d’agost 2011

Marie Lise Labontées una canalizadora canadiense y la autora del libroVoz de los ángeles sanadores del que prometí hablaros y de otros dos libros que ya comenté en otras entradas anteriores como sonLa familia de almasyEl acompañamiento de almas.
La relación que tengo con los libros de esta autora es un poco especial. Normalmente sus libros llegan a mi por algún motivo específico, como suele ser encontrar respuestas a preguntas, confirmar pensamientos o reflexiones, etc. Y laVoz de losángeles sanadoressigue el mismo camino. Llegó a mis manos estas navidades, aunque se publicó en 1999.
En este libro se cuenta cómo comenzóMarie Lise Labontéa canalizar a losángeles Xedah y la información que le transmiten. Se divide en varios capítulos, entre los que destacantemas como la sanación astral, la evolución del alma, las almas hermanas, el abandono a la gratitud, la canalización, la luz y la oscuridad, etc.
Cada capítulo comienza con el mensaje que transmiten los ángeles Xedah. Prosigue con una serie de preguntas y respuestas, una conversación respecto al tema del que se trata, entre los ángeles y la canalizadora; y la última parte, suele haber una pequeña meditación, unas breves pautas o reflexiones sobre el contenido del capítulo.
El lenguaje es sencillo y de fácil comprensión. Al final del libro, en el glosario, aparecen unos términos básicos y su significado, como por ejemplo, karma, chakra, astral, prana, etc. Muchas veces se dan por sabidos pero viene bien poder echar un vistazo por si surge alguna duda.
El libro me ha gustado mucho, no solo porque es sencillo de seguir, sino también porque propone unos ejercicios sencillos basados en los chakras sobre la sanación, el apego y el desapego einvita a reflexionar sobre cómo queremos vivir la vida; llegando a una misma conclusión, el Amor es la base, el camino y la mejor herramienta a nuestra alcance para conseguir llegar a la meta final.
Está claro que el trabajo es diario y está en nuestras manos el realizarlo. Resulta una guía cómoda y fácil de hacer. Lo que yo hacía era leer capítulo a capítulo y me paraba en aquello que sentía necesitar o simplemente me apetecía realizar.
Se que parecerá una locura lo que voy a comentar, pero me pasó varias veces mientras lo leía. Se que habrá quienes piensen que me lo imaginé o que deseaba que ocurriera, pero no es así. Al poco rato de estar leyéndolo, la respiración comenzó a relajarse y poco después notaba que las manos se llenaban deenergía. Notaba su cosquilleo corriendo por las manos y su calor. Me sorprendió porque no lo esperaba, ya que no me había pasado nunca que se produjera esta reacción con un libro.

En occidente cada vez hay más interés por la práctica de la meditación. Pero, ¿qué es MEDITAR? Meditar no es relajarse en un sitio tranquilo. No es sentarse en un cojín con las piernas plegadas. No es entonar sonidos o respirar de algún modo..., ni siquiera es intentar poner la mente en blanco.

Meditar es el entrenamiento de una actitud mental que, con el tiempo suficiente, te lleva al ESTADO MEDITATIVO. Es decir, al dominio de la propia mente.

Recuerdo que, de pequeño, mis padres me regalaron un diana y unos dardos. Me la pusieron en una pared de mi dormitorio y solía pasar horas y horas jugando. Con el tiempo mi técnica fue mejorando y, aunque había días mejores que otros, el porcentaje de aciertos mejoraba rápidamente. Sin embargo, de forma muy esporádica y casi mágica, algún día surgía de entre mis dedos lo que llamaba un Lanzamiento Perfecto. No es sólo que consiguiera clavar el dardo exactamente donde pretendía; el Lanzamiento Perfecto era mucho más que eso: un gesto espontáneo e inesperado por mí mismo, cuya perfección abarcaba muchos más aspectos que el resultado logrado en sí; el movimiento del brazo y la muñeca, la forma en la que mis dedos abandonaban el dardo en el aire, el dibujo de la trayectoria del lanzamiento e incluso el sonido de la punta de acero al clavarse en el punto exacto...; todo en conjunto adquería una belleza dinámica inigualable. Y todo ocurría en el relámpago de un instante, pero dejaba impreso en mí la sensación de haber conseguido fundir momento, propósito y acción en un único concepto, que se expresaba a través del gesto de mi muñeca, por sí solo, como si tuviera vida propia..

Cuando esto pasaba, sentía una profunda satisfacción y un deseo de volver a querer lanzar así. Incluso más que eso: quería controlar, hacer de MI propiedad semejante perfección, incorporar ese gesto a MI técnica, de forma que pudiera reproducirlo a MI voluntad. Entonces tomaba otro dardo, apuntaba, intentaba concentrarme en reproducir el movimiento realizado, o intentaba lanzar según mi propio criterio de lo correcto, o hacía las dos cosas a la vez... y lanzaba. El resulta siempre era nefasto. Mucho peor que cualquier lanzamiento normal!!

Aquello me intrigaba mucho. ¿Cómo podía ser? Parecía que dos personas muy diferentes lanzaran dardos: la mayor parte de los días: un niño normal y corriente, con cierta técnica adquirida; y muy, muy rara vez: El Mejor Jugador de Dardos del mundo. Plantee mi dilema a los que me rodeaban, y me contestaron que si lanzaba muchas veces, alguna tenía que ir a la diana. Pues vaya! Aquello no me satisfizo, claro. Nadie entendía que los Lanzamientos Perfectos eran mucho más que dar en la diana....

Con el tiempo, llegué a la conclusión de que esos instantes mágicos siempre surgían de una actitud de cierta despreocupación por alcanzar el resultado (más adelante, me enteré que a eso se le llama DESAPEGO), mientras que mis intentos de volver a hacerlo tan bien por segunda vez se caracterizaban por un fuerte DESEO de hacerlo bien. Aquello planteaba muchas más preguntas. ¿Acaso para lanzar bien tenía que desinteresarme de mi objetivo? ¿Por qué? Todos decían que la clave era lanzar concentrado..., pero, entonces, ¿qué hay que hacer para concentrarse? Es más..., ¿qué es la CONCENTRACIÓN?

El estado que buscaba y que despertaba tantas inquietudes en mí, es el llamado ESTADO MEDITATIVO. Se trata de un estado físico-mental de relajación activa, un estado de silencio interior. La experiencia de un vacío que, sostenido con la firmeza suficiente, deja expresar nuestra verdadera identidad y nuestro verdadero potencial. MEDITACIÓN es la práctica del dominio de la mente y, por lo tanto, del dominio de nuestra personalidad.

La meditación, como técnica fundamental para el bienestar y desarrollo personal, todavía no tiene un reconocimiento de carácter “oficial” en las sociedades occidentales. Sin embargo, actualmente su popularidad está en claro –e inevitable- auge. La mayoría de nosotros, NECESITAMOS empezar a iniciarnos en la meditación, como continuación coherente con nuestro estado de desarrollo. Existen toneladas de libros sobre el tema. Algunos de gran valor, otros de difícil comprensión, otros que se contradicen...

Hay que resaltar que el conocimiento teórico de la técnica es la parte fácil del proceso. La llave del éxito es la constancia en la práctica, a través del hábito y la disciplina. Como cualquier técnica que queramos aprender!

Existen muchas maneras, aparentemente diferentes, de meditar. Cada uno deberá encontrar, a través de la práctica y el conocimiento de la materia, aquella que se ajuste mejor a sus características personales. Todas estas técnicas son diferentes maneras de hacer, en esencia, los mismos pasos:

1. Relajación.

En un lugar tranquilo, limpio y despejado. Colócate en una posición que te resulte cómoda y te permita mantener la espada lo más erguida posible, sin esfuerzo. Debes sentirte bien apoyado. Atención a las articulaciones intentando forzar según que posturas (hay muchas rodillas lesionadas por culpa de querer adoptar la “posición del loto”). Respira profundamente 3 veces, llevando la atención a tu cuerpo y relajando la musculatura de todo el cuerpo. Se trata de adoptar una relajación activa, no de alcanzar una “flojera pasiva”. Completar este paso con eficacia te puede llevarte 1 o 2 minutos, y es el primer STOP! que imponemos a nuestro sistema personal. Teniendo en cuenta los niveles medios sociales de estrés e hiperactividad interna, el realizar dos o tres veces al día este primer paso es ya un auténtico regalo para la salud y el bienestar. Para mucha gente, una simple relajación - más profunda y, quizás, guiada por un terapeuta - puede ser, por sí sola, una experiencia verdaderamente especial.

2. Abstracción.

Adopta una respiración tranquila y regular. DESPLAZA tu atención desde tu cuerpo físico hasta tu MENTE. Es decir, cambia la percepción de tus sentidos físicos (vista, oído, tacto, etc..) por la atención hacia tus pensamientos. Manteniendo esta actitud, adormecerás la percepción de tu cuerpo y de tu entorno físico, y serás testigo del tránsito de tus pensamientos. Limítate a observalos con actitud relajada, pero atenta. A esta actitud de testigo de la dinámica de tu propia mente, se le suele llamar POSICIÓN DE TESTIGO o de OBSERVADOR.

Imagina que estás dentro del escaparate de una tienda, separado del exterior por un cristal por que el ves a la gente caminar por la calle. Imagina que las personas, todas diferentes entre sí, son tus pensamientos. Cuando adoptas correctamente la posición de testigo, no miras a nadie en particular. Solo observas, tranquilamente, el continuo pasar de la gente ante tu mirada. Esa es la actitud a adoptar, en la abstracción.

3. Concentración.

La concentración es el poder de enfocar la conciencia sobre un único aspecto y mantenerla allí todo el tiempo deseado. Utilizando tu fuerza de VOLUNTAD enfoca la mente en un punto de atención. Puede ser un sonido, una imagen mental (creada con la imaginación) o el significado de unas palabras. No importa. El objetivo de este paso es sustituir el incesante parloteo de tu mente que observabas en el paso anterior, por un único pensamiento. Transformar tu mente de un caótico crisol de miles de luces que se encienden y apagan débilmente, por un intenso rayo de luz, con una dirección bien definida, sostenido por la fuerza de tu voluntad.

Siguiendo con el símil del escaparate, se trata de enfocar tu mente de tal manera que dejes de observar la marea de personas que pasan ante ti, para pasar a observar sólo UNA de ellas. Mira sólo a esa persona de forma que deje de caminar y se detenga ante ti, al otro lado del cristal. La muchedumbre que antes veías, desaparece ante tus ojos (es el AQUIETAMIENTO mental), quedando frente a ti una sola persona (pensamiento) que puedes retener con la fuerza (voluntad) de tu atenta mirada. Este el procedimiento correcto para llegar al silencio mental.

Algunas personas quieren conseguir el silencio mental a base de FORZAR las mente para que disminuya su actividad. Como si quisieran detener el caminar de todas las personas tras el escaparate. Esto es erróneo e incluso, peligroso... No hay lucha ni ESFUERZO en la meditación.

4. Meditación.

La meditación, como paso del PROCESO MEDITATIVO, es concentración sostenida en el tiempo. La única (gran) diferencia, por tanto, entre este paso y el anterior es el factor TIEMPO. Se puede decir que estás en estado meditativo, cuando sostienes la concentración de tu mente es un aspecto, sin esfuerzo, el tiempo necesario. El desarrollo de esta fase te llevará al dominio y al consecuente aquietamiento sostenido de tu mente. Te abrirá el acceso - al principio sólo fugazmente y cada vez de forma más constante - a la perfección que reside en tu interior (llámale Luz, o Alma, o Consciencia, o Yo Superior o Gran Mente, o como gustes llamarle..) y a una nueva forma de ver el mundo.

Tras el escaparate, mediante la mirada sostenida a la persona que espera al otro lado del cristal por un momento puedes ver más allá de su aspecto aparente; puedes ver el alma que se esconde tras la forma observada y comprender, de repente, que no es más que el reflejo de la tuya propia... , aunque sólo ocurra durante un instante!!

5. Contemplación.

Mientras que en la meditación tratas de recibir impresiones de tu Yo Superior, directamente en el cerebro físico por mediación de la mente, en la contemplación entras en un estado aún más elevado, y tratas de recibir directamente en el cerebro físico lo que el mismo Yo Superior percibe. La contemplación es el camino a la verdadera Iluminación (o Samadhi), pues culmina en la manifestación física de tu Yo Superior, en todo momento y de forma plena.

Cuando contemplas a tu propia Alma a través del caminante inmóvil, SABES que tú, el escaparate, el caminante y todo lo que existe fuera de tu mente (en el mundo material), está UNIDO y forma parte de lo mismo. La ilusión de lo material, y de lo dual, se desvanece...y una nueva Luz se enciende en el mundo.

Para finalizar, algunas observaciones que considero de importancia:

- La práctica de la meditación no se debe convertir en un medio de ESCAPISMO de la realidad física. Todo lo contrario, la meditación bien entendida, a través del dominio de la mente vía la capacidad de concentración, lleva inevitablemente al aumento de la funcionabilidad y eficiencia en tu vida diaria cotidiana y material.

- Utiliza tu actividad diaria para fortalecer tu concentración. Si lees una novela...LEE. Si caminas....CAMINA. Si escuchas a alguien....ESCUCHA.

- Atención y precaución ante la sobreestimulación. 15 minutos de meditación diarios es suficiente los primeros meses, pudiendo prolongarlo algo más con el tiempo y siempre atento a la aparición de síntomas como dolor de cabeza, insomnio, alteraciones de la percepción o agotamiento físico o mental. No compensarás una semana sin meditación, haciendo una “sentada” de el doble o el triple de tu tiempo habitual.

- No dejes que la aparente discreción de resultados te desanime. Cada día siguiendo la rutina es un éxito y una paso más realizado. Piensa que no eres consciente de la evolución favorable de tus sutiles procesos mentales (normalmente no lo somos ni a nivel físico!!)

- Después de la relajación muscular inicial, mantén en todo momento una respiración normal acorde al estado de reposo. No hagas cosas raras con la respiración...

- Intenta adquirir el hábito de meditar siempre en el mismo sitio, a primera hora de la mañana y con el estomago vacío.